Mujeres

Ya sea representada como diosa, modelo maternal, musa, guerrera o fuerza natural, la mujer figura como uno de los temas más recurrentes en la obra de Balmori. Este interés lo llevó, a través de influencias cubistas y metafísicas, a explorar el mundo prehispánico al construir el cuerpo femenino mediante líneas y formas geométricas.

En una de sus primeras obras de 1920, titulada “Desnudo”, todavía se aprecian trazos clásicos muy marcados, influencia de su formación en la Academia de San Fernando. En este sentido, el dibujo fue el pilar fundamental de su fase experimental, una inquietud que gradualmente cederá para enfocarse más en el tema que en la técnica. Su siguiente obra, “Desnudo”, once años después, presenta el cuerpo de la mujer integrado en un paisaje casi onírico, donde, a pesar de las diferencias entre ambos, la monumentalidad de las formas siempre se hace presente como un rasgo distintivo de toda su obra.

Así, representar a la mujer a veces se convierte en el pretexto favorito para explorar nuevos paradigmas o volver a conceptos trabajados en su juventud. En un mismo año, podemos observar que Balmori transita desde representaciones de mujeres con cuerpos colosales en entornos naturales hasta figuras reflexivas construidas desde el Cubismo y aquellas que ascienden escalones en espacios irreales.

Esta constante se extiende hasta los años 80 con una serie denominada “Mujer, niño y gato”, una tríada que recurre a representaciones primordiales de la mujer como dadora de vida, protectora y fuente original. El gato, despojado de las connotaciones negativas de la Edad Media, representa el misterio continuo de la vida, su independencia vinculada a lo femenino en búsqueda constante de lo nuevo. Este enigma y admiración están presentes en cada una de las piezas de este periodo, que nuevamente recurren a formas sintetizadas, abstractas o figurativas.

A lo anterior se agrega la mitología, otro gran interés del artista, que representa tanto a dioses griegos como faunos, bestias, hombres e incluso el nacimiento de deidades femeninas, impregnando la esencia fundamental de sus obras con la sexualidad de los cuerpos en interacción.

Precisamente, la mitología y la sensualidad dan paso a la carpeta gráfica llamada “Sueños”. Este álbum consta de 6 grabados donde los mitos se expresan con toda la libido contenida en ellos, desde la violenta fuerza del Minotauro hasta el placer femenino. El cuerpo ahora se presenta sin veladuras: la energía y las poses sugerentes invitan a apreciar cada curva y volumen a través de la línea, las sombras, los colores y las texturas que el maestro realizó en el invierno de su vida.

Trópico

Óleo sobre tela 1986

Etapa Negra

A principios de la década de los años 60, Santos Balmori se reintegró por completo a la actividad artística, desarrollando un lenguaje estético principalmente en blanco y negro. Desde el punto de vista técnico, sus cuadros de este periodo fueron creados de manera indiscriminada sobre tela o papel, utilizando herramientas como carboncillo, pastel graso, óleo negro y carborundo, una técnica que implica la aplicación de cristales de carburo de silicio para texturizar la obra y lograr diversas gradaciones de tono que otorgan expresividad a las monumentales figuras.

En términos de su lenguaje plástico, Balmori construyó su obra mediante la incorporación de elementos propios del Expresionismo y el Cubismo, a los cuales añadió referencias literarias de Franz Kafka. En su obra “El proceso”, pintó al hombre perseguido y acosado por la sociedad, representando cuerpos esculturales que simultáneamente expresan agresividad, intolerancia, ternura y pena. Esto refleja la visión de una sociedad que acecha al individuo, haciendo alusión al protagonista kafkiano.

En las intensas exploraciones de claroscuros del maestro, emergen niñas, profetas, dioses, ángeles y el propio hombre, este último atormentado por sus emociones. Las escenas son de profundo dramatismo, dispuestas mediante la deconstrucción de formas y voluminosas figuras encarnadas en sibilas o profetisas grecolatinas, en estados de cólera, reflexión o derrota. En “Homenaje a las víctimas”, Balmori retoma una iconografía apasionada, retratando el dolor de la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Cristo sin vida.

Según Antonio Rodríguez, amigo y principal crítico de Santos Balmori, la producción pictórica de estos años fue una respuesta vibrante al mundo, expresando los sentimientos que inspiraron al pintor.

Ondina (Nereida)

Carbón sobre papel 1967

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