Educación y Alumnos

De las imágenes del hombre - Luis Nishizawa Flores

Acrilato sobre tela 1959

Santos Balmori regresó a México en 1935 con un estilo artístico propio, distanciándose de los enfoques propuestos por el muralismo mexicano. Aunque participó activamente en la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, no la adoptó como su principal plataforma, optando por las aulas como su principal frente de acción a partir de 1936.

Inició su carrera docente en la Escuela Nocturna de Arte para Obreros No. 1 y posteriormente en la Escuela de Iniciación de Bellas Artes No. 4. En la década de los años 40, comenzó a impartir clases de dibujo y composición en La Esmeralda, además de la cátedra de composición en la Academia de San Carlos, asignatura que continuó hasta su retiro, treinta años después.

A lo largo de más de cuatro décadas dedicadas a la enseñanza, influyó en cientos de alumnos, entre los más cercanos a él en amistad y labor artística se encontraban Luis Nishizawa, Pedro Coronel, Juan Soriano, Francisco Corzas, Byron Gálvez, Guillermo Meza, Rodolfo Nieto, José Zúñiga, Armando Villagrán, Edmundo Aquino, Luis López Loza, Leonel Maciel, Leopoldo Flores, Pedro Cervantes, Tomás Zurián e Ismael Guardado. A pesar de las diferencias entre ellos y sus estilos individuales, todos fueron moldeados por el enfoque de Santos.

Balmori combinaba la libertad para que sus alumnos expresaran su creatividad con una exigencia precisa en cuanto al manejo de la composición, el dibujo y el ritmo. Compartió con ellos las posibilidades de la proporción áurea, basándose en estudios detallados de obras de grandes maestros como Alberto Durero o El Greco. Estas reflexiones culminaron en dos libros: “Aura mesura” en 1976 y “Técnicas de la expresión plástica. El dibujo, su aprendizaje y ejercicio” en 1978.

Su extensa carrera como educador lo posiciona como un personaje clave en la historia del arte mexicano, actuando como un “bisagra” entre la generación de artistas revolucionarios y los de ruptura. Tanto su propia exploración artística como la huella indeleble que dejó en sus discípulos abrieron caminos que desafiaban los antiguos paradigmas y dieron forma de manera decisiva al escenario cultural de la segunda mitad del siglo XX en México.

La Pareja - Juan Soriano

Óleo sobre madera 1950

Espacios y Tensiones

En julio de 1972, tuvo lugar una exposición en el ya desaparecido Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad en el Bosque de Chapultepec. Respecto a lo presentado en esa ocasión, Antonio Rodríguez destacó que se diferenciaba de otras exposiciones al no estar pintada ni esculpida.

El notable avance de Balmori en esa década se comprende a partir de sus intereses teóricos, donde utilizó el número de oro como estructura para ubicar cada elemento en sus cuadros. Posteriormente, organizó el espacio mediante curvas y la dirección de líneas imaginarias o reales, creando diagonales y entrecruzamientos que, junto con el color y la textura, dirigen la atención del observador en cada lienzo.

En esta etapa, eliminó cualquier temática y distracción, utilizando la geometría y las matemáticas como cimientos, y experimentó con materiales industriales de la época como el mylar y el poliéster. La capacidad reflectante y de elongación de estos materiales le permitió tensar superficies de madera, creando altos y bajos relieves que seguían las formas previamente estudiadas y trazadas en el cuadro.

El azar fue otro elemento que exploró en ese tiempo, aunque en pocas obras. Por ejemplo, en “Meta punto azul” o “Allegro”, después de trazar planos, líneas y colores, utilizó telas o hilos que dejó caer libremente sobre el lienzo, permitiendo que la precisión de las matemáticas no condicionara completamente la obra, brindando espacio al lirismo o a la nota musical fuera de tiempo.

La abstracción no marcó el fin de la obra de Balmori; al contrario, fue una exploración más que formaba parte integral de su universo plástico. Su trayectoria refleja un profundo conocimiento artístico al retomar avances del Renacimiento italiano y vincularlos con el desarrollo y tendencias propias del siglo XX. Esto reafirma que su trabajo se nutría de la curiosidad científica y la reflexión sobre la naturaleza del hombre y el mundo que habitamos.

Nahui Cali I

Tela, carborundo y madera 1990

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